Ernesto Treviño, director del Centro UC para la Transformación Educativa, señala que al planificar la vuelta de vacaciones es clave que se organice un tiempo suficiente de transición, que sirva a tres objetivos: ajustar las rutinas diarias en un tiempo prudente, iniciar una rutina diaria de actividades y que los estudiantes sean protagonistas de este proceso.
Regresar de vacaciones unos días antes del inicio de clases para habituarse al horario, preparar los útiles y materiales, y generar una rutina previa en casa contribuye a aminorar el estrés y la ansiedad, y también a generar una motivación positiva para el regreso a al colegio.
Así lo señala Ernesto Treviño, director del Centro UC para la Transformación Educativa de la Facultad de Educación de la Pontificia Universidad Católica de Chile, quien detalla que al planificar el regreso de vacaciones es clave que se organice un tiempo suficiente de transición, que sirva a tres objetivos.
“El primero de ellos consiste en ‘descansar’ de las vacaciones, que en términos formales se trata de permitir ajustar las rutinas diarias en un tiempo prudente. Para ello, son necesarios plazos de cinco días a una semana para adaptarse de nuevo al entorno del hogar y cambiar paulatinamente el horario de sueño. Volver de vacaciones un día antes de empezar las clases no sería, por lo tanto, recomendable”, indica.
El segundo objetivo de la transición consiste en iniciar una rutina diaria de actividades que requieran atención, organización y movilidad física para acostumbrarse a la intensidad de las labores que se experimentan en la escuela.
“El paso del ocio con días desestructurados y con largos periodos de descanso hacia la rutina escolar puede iniciarse en casa con una agenda de actividades diarias que pueden incluir algunas de autocuidado, colaboración en las tareas del hogar y, también, actividad física o deportiva. Los paneles de horarios y actividades con fotos pegadas en la pared sirven para visualizar la cadencia de la rutina y organizar el día”, comenta.
Y el tercer objetivo es hacer a los estudiantes protagonistas de la vuelta a clases, invitándolos a visualizar los materiales y vestimentas que requieren para la escuela, e invitándolos a comprar algunos de los materiales que sean de su mayor interés. “Esto siempre de forma acotada para evitar el estrés de las aglomeraciones en las compras y buscar que esta actividad resulte en una experiencia que les genere satisfacción y motivación”, subraya.
El rol de los padres en la motivación
Además del periodo de transición en las rutinas, es indispensable contemplar acciones para motivar a niños, niñas y jóvenes para el regreso a la escuela. En primera instancia, asegura Ernesto Treviño, se debe tener presente que los padres o apoderados son la reserva emocional de los niños, niñas y jóvenes.
“Esto significa que los adultos juegan un rol importante en el manejo de su propio estrés posvacacional y en la manera en que se comunican con los menores de edad. Por ello, es indispensable que los adultos se organicen para minimizar presiones relativas al regreso al trabajo, la aglomeración en las compras y los gastos de marzo, para enfrentar de forma positiva la parentalidad en el momento del regreso a clases”, dice.
Para los menores de edad, los padres son sus «fans número uno», y entienden que están para apoyarlos emocionalmente de forma incondicional. En este sentido, comenta el director del Centro UC para la Transformación Educativa, que es importante que los padres les digan a los menores de edad que los quieren y que están con ellos cuando les va bien y no tan bien. “Es decir, que transmitan a los menores la idea de que, al cometer errores el cariño siempre estará ahí, aunque los padres deban poner límites y ayudarlos a enmendar su error”, indica.
A partir de esta base donde se transmite esta incondicionalidad en el apoyo a los hijos, se pueden desarrollar distintas estrategias para motivarlos. Por una parte, evitar quejarse del fin de las vacaciones y transmitir un mensaje positivo sobre el regreso a la escuela, que es un lugar donde se puede pasar bien, se encuentran amistades antiguas y nuevas, y pueden aprender. Se sabe que los vínculos sociales en la escuela son muy importantes para la motivación y el aprendizaje.
Los escolares: los protagonistas
Dentro de las rutinas previas al regreso a clase, el protagonismo de niños, niñas y jóvenes en su preparación para el regreso a clases es clave. “Por este motivo, la participación en compras, la organización de los materiales a lo largo de varios días y el acomodo de útiles y vestimentas para el regreso a clases son fundamentales. Estas actividades, idealmente, deberían acompañarse de conversaciones donde se les pregunte y se deje expresar a los menores sus opiniones respecto de cuáles son los materiales que más les gustan, cómo creen que será el nuevo año escolar, qué expectativas tienen respecto de encontrarse con compañeros o hacer amigos nuevos, y si sienten algo de ansiedad o ‘mariposas en el estómago’ por la aproximación del regreso a clases”, sostiene el profesional.
Enfatiza que la escucha activa de los apoderados, poniendo atención y dejando que los menores se expresen, es una fuente importante de información que puede ayudar a identificar expectativas positivas y negativas, y manejarlas a través de la conversación. “En ello, es importante validar los sentimientos de los menores de edad y ayudarlos a desmitificar algunos temores excesivos que puedan tener”, manifiesta.
El día del retorno a clases se debe preparar anticipadamente para evitar las prisas de último minuto, que siempre son generadores de ansiedad en adultos y menores, y pueden transformar el traslado a la escuela en un momento desagradable. Para evitar esta situación, se recomienda levantarse temprano, considerando entre 30 minutos y una hora de holgura para cualquier imprevisto, y para poder transportarse a la escuela con calma. En este sentido, la preparación de materiales, ropa y colaciones debería adelantarse la noche anterior, colaborando con los menores de edad para hacerlos partícipes del proceso.
Finalmente, destaca Treviño que para facilitar el regreso a clases no hay una solución que acomode a todos los estudiantes, pero estas recomendaciones pueden contribuir para que los adultos a cargo de los menores planifiquen y organicen las actividades para una transición fluida. “Y, al igual que la recomendación con los menores, siempre pueden presentarse imprevistos que deben enfrentarse con calma y sin culpar a los menores para que ellos puedan tener un regreso positivo a la escuela a partir de una experiencia grata con su familia”, concluye.
Fuente: El Mercurio (25 enero 2024)