El Centro para la Transformación Educativa, CENTRE, que depende de la Facultad de Educación, ofreció durante julio diferentes cursos en los que participaron más de 130 profesores y profesionales del sistema educativo. Aquí te contamos la historia de tres de ellos, quienes antes de volver a Lonquimay, San Javier y Los Andes decidieron contarnos qué los motivó a stanozolol viajar kilómetros para actualizar sus conocimientos en la UC.
Región del Maule, Chile. Son las seis de la mañana en la provincia de Linares y, apenas abre los ojos, Alejandra Verdugo comienza a hacer una lista mental de las tareas que debe realizar durante el día: pruebas por corregir, nueva materia que pasar y clases por planificar, son sólo algunos de los quehaceres que le demanda trabajar con más de 300 estudiantes de enseñanza media en el Liceo Sagrados Corazones de San Javier. “Así comienza un día ajetreado, como el de la mayoría de las y los profesores. Entre experiencias, risas, teoría, correcciones, enojos y conversaciones”, dice ocho años después de haber tomado la decisión de convertirse en docente.
Sus días, confiesa, no son fáciles. El trabajo docente, lejos de terminar con el fin de la jornada de clases, traspasa todas las dimensiones en la vida de un profesor. Una realidad que se repite de Arica a Punta Arenas, según confesaron varios profesionales del sistema educativo que participaron de la séptima versión de la Escuela de Invierno de Invierno del Centro UC para la Transformación Educativa. Jornadas laborales extensas y estudiantes cada vez más diversos desafían a diario a miles de profesores en Chile y América Latina. Razón que motivó a Alejandra a viajar 270 kilómetros a Santiago para actualizar sus conocimientos en la Universidad Católica.
“La educación es un trabajo de permanente actualización, necesito y debo buscar herramientas que me permitan ayudar a los estudiantes a alcanzar niveles superiores. En este sentido, la Escuela de invierno nos permite aprender de manera lúdica herramientas, novedades y desafíos para continuar haciendo un buen trabajo”, dice Verdugo, quien entre el 19 y el 22 de julio participó en los cursos de Educación UC junto a otros 137 profesionales de la educación.
Uno de ellos es Pablo Rozas, profesor de inglés en la Escuela Perfecto de la Fuente de Rinconada, Los Andes, quien hace nueve años encontró la vocación en su inquietud por entregar y recibir conocimiento. “Cada vez que uno enseña también aprende junto a las y los alumnos”, dice, reconociendo que “si bien nuestro trabajo es entregarles conocimiento técnico a las y los estudiantes, muchas veces también están carentes de afecto. De ahí la importancia de no solo potenciar herramientas pedagógicas, sino también emocionales para el trabajo en el aula”, dice.
Este fue uno de los motivos por los cuales decidió actualizarse con los cursos de la Escuela de Invierno. Según asegura, “tener herramientas para ser asertivo es muy importante, porque uno puede dar todo de sí por el bien de los niños, pero estas herramientas que entrega la Universidad Católica ayudan a fortalecer y complementar ese background (…) Los cursos son atingentes a nuestra labor docente y, además, nos permiten actualizarnos en beneficio de todos nuestros estudiantes”, explica.
Historia similar vive a diario Anne Schalchli, profesora de enseñanza media en el Liceo Polivalente de Lonquimay, quien cada mañana sumerge sus botas en la nieve para comenzar una nueva jornada de aprendizaje junto a los jóvenes de 3º y 4º medio a los que enseña matemáticas. “Si bien como profesora me ha tocado ver muchas dificultades y situaciones difíciles en las historias de los jóvenes con quienes trabajo, me motiva la vocación de ser un aporte en sus vidas a través de la enseñanza”.
Vocación que la animó a potenciar sus herramientas en el curso Estrategias didácticas para promover el desarrollo de las competencias matemáticas del Centre UC, para transformar sus aulas. “La actualización que estamos haciendo rompe ciertos esquemas comunes del trabajo de los profesores porque trabaja las habilidades y las competencias. Por esto quiero motivar a mis colegas a que se sumen y entiendan que sí se puede. Para que rompan sus esquemas como yo estoy rompiendo los míos en el curso. Es un gran desafío”.