Cada 22 de noviembre se celebra el día de la Educación Parvularia en Chile, disciplina que en el país tiene una trayectoria de 160 años, con la instalación de la primera escuela de párvulos. La Universidad Católica ha sido un actor clave, no solo a través de la formación de casi 4 mil educadores, sino también a través de la investigación y su liderazgo en la Red Educación Inicial 2030, que busca abordar los desafíos como acceso, las brechas de financiamiento y el ausentismo.
La educación inicial en Chile dio sus primeros pasos el 6 de octubre de 1864, con la creación de la escuela de párvulos liderada por las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul, en Santiago. Este hito formó las raíces de un enfoque educativo centrado en la primera infancia. Décadas después, el 22 de noviembre de 1944, se inauguró la primera escuela de educadoras de párvulo, consolidando un compromiso con la formación de profesionales dedicadas a la infancia y abriendo las puertas a una tradición formativa que se mantiene hasta hoy. De ahí que esa fecha se instauró, durante el gobierno de Patricio Aylwin, como el Día de la Educación Parvularia, buscando reconocer la labor de los educadores de párvulos en el sistema educativo nacional.
Actualmente, con 731.838 niñas y niños asistiendo a los 11.876 establecimientos en el país, la educación inicial enfrenta el desafío de seguir consolidándose como un derecho clave para las infancias.
Un reto en el que la Universidad Católica ha jugado un rol clave a través de su Facultad de Educación, no solo liderando la formación de 3.843 educadoras y educadores durante los últimos 50 años, sino también desarrollando investigación e innovaciones pedagógicas que transforman la experiencia educativa en los primeros años.
Rol social
La primera generación de educadoras de párvulos de la UC se tituló en 1974, con el objetivo de preparar profesionales con alto nivel ético y académico. “Cada una de las egresadas de las primeras generaciones se convirtieron en referentes del nivel educativo en nuestro país, participando en forma activa, en la creación de políticas públicas, en la formación de nuevas generaciones y en el desarrollo profesional utilizando metodologías que influyen al día de hoy en la práctica educativa del nivel”, estaca Alejandro Carrasco, decano de la Facultad de Educación UC.
El perfil de estudiantes de la carrera ha ido evolucionando para adaptarse a las demandas que plantea la transformación de la sociedad, pero manteniendo la vocación y “el sentido de servicio social que tiene relación con la protección de los derechos de las infancias en sus primeros años de vida”, añade el decano.
Hoy -complementa- la facultad destaca por educadores que, conscientes de su rol social, se proyectan en ámbitos como la investigación, la innovación educativa y las políticas públicas. Áreas donde la universidad ha sido clave en la construcción de propuestas curriculares y en el avance de espacios fundamentales para el nivel, como la Subsecretaría de Educación Parvularia.
«La Pontificia Universidad Católica ha sido un socio clave en el fortalecimiento de la educación inicial en Chile, tanto desde su formación de profesionales, como generando conocimiento, investigación y propuestas innovadoras que contribuyen a la calidad educativa del nivel. También, la UC ha liderado un espacio de colaboración a través de Educación Inicial 2030, el que fue un gran aporte para generar puntos de diálogo y encuentro para avanzar en los proyectos de ley asociados a la Agenda Sala Cuna para Chile», afirma la subsecretaria de Educación Parvularia Claudia Lagos y agrega: «Ha sido muy importante el apoyo y preocupación constante del rector Ignacio Sánchez, y el apoyo institucional que, este año, se tradujo en la realización de un seminario internacional, en el marco de los 160 años de la Educación Parvularia Pública, en el campus San Joaquín.»
Investigando para las primeras infancias
Las primeras investigaciones científicas sobre educación inicial en el país han sido lideradas por académicas UC, entre ellas, Elena Álvarez-Salamanca, Malva Villalón y Erika Himmel, quien además fue decana de la facultad de Educación y Premio Nacional de Ciencias de la Educación en 2011.
Desde estos primeros aportes, se han logrado importantes avances en la creación de instrumentos de evaluación, metodologías y estrategias didácticas basadas en el juego, gracias a diversos fondos y proyectos de investigación. Entre ellos destaca el sistema de Modelamiento del Ambiente Físico (MAFA), desarrollado por la Facultad de Educación junto a la Escuela de Diseño, que posiciona el espacio físico como un «tercer educador», ya implementado en jardines públicos a través de una alianza con la Junta Nacional de Jardines Infantiles (JUNJI).
En esta línea también se encuentran el estudio “Mil primeros días”, desarrollado por el Centro de Justicia Educacional, que enfatiza en la importancia de los dos primeros años de vida en el desarrollo integral. El Núcleo Milenio para el Estudio del Desarrollo de las Habilidades Matemáticas Tempranas (MEMAT), liderado por la Universidad Católica, busca promover el aprendizaje matemático desde la infancia. Y también se puede mencionar el reciente artículo del académico Jaime Balladares, para la revista científica Early Years, “The effects of board games on math skills in children attending prekindergarten and kindergarten: A systematic review”, que aborda los efectos que pueden tener los juegos de mesa en las habilidades matemáticas tempranas de niñas y niños, y que ha sido reconocido por diversos medios internacionales.
También se han realizado contribuciones como el programa AILEM, creado en 2002, para apoyar la enseñanza de la lectura y escritura en educación inicial y básica. Actualmente, este programa es un diplomado ofrecido a través del Centro para la Transformación Educativa (CENTRE UC), que anualmente forma a educadoras y docentes, incluyendo generaciones completas de egresados de Latinoamérica. El diplomado “demuestra lo visionario que fue en su concepción el programa, al apoyar un tema de alta relevancia entre ambos niveles educativos como lo es la articulación pedagógica, el que hoy es definido en detalle en el decreto 373 del Ministerio de Educación, para apoyar el proceso de articulación entre los niveles de educación parvularia y básica”, agrega el decano Carrasco.
Trabajo en red para enfrentar los desafíos
Desde el año 2021, la Universidad Católica lidera la red Educación Inicial 2030, que surge como una respuesta a los diversos desafíos que enfrenta la educación parvularia y que agrupa a más de 50 organizaciones comprometidas con la mejora de la formación en primera infancia. Presidida por el rector Ignacio Sánchez, esta red ha logrado posicionar a la UC como un actor clave en la política pública frente a desafíos como el acceso, la valoración y las brechas de financiamiento entre los distintos actores.
Ernesto Treviño, profesor de la Facultad de Educación y director del CENTRE UC, explica que “la educación parvularia en Chile tiene una larga tradición, lo que ha construido identidad y vocación entre las educadoras y técnicos de ese nivel, pero tiene dos desafíos importantes. Por una parte, que aún son bajos los niveles de participación de las familias de menor nivel socioeconómico, lo que pareciera relacionarse con la rigidez del modelo de oferta clásica que no se compatibiliza con las demandas del mercado laboral actual. Por otra parte, el aumento de cobertura de la educación parvularia en Chile se ha realizado con distintos mecanismos, creando de facto una desigualdad estructural en el financiamiento que recibe un niño en un jardín Vía Transferencia de Fondos, en comparación con un niño en un jardín JUNJI«, algo que se busca abordar en futuras discusiones legislativas.
El académico también resalta el problema del ausentismo escolar que, aunque según cifras del Ministerio de Educación ha mostrado una mejora durante el primer semestre de 2024 en comparación con el periodo de la pandemia, sigue siendo una preocupación importante. ¿Por qué? Como destaca Pamela Solís, gerente de educación inicial de la fundación Protectora de la Infancia y miembro de la red Educación Inicial 2030, quienes asisten regularmente a jardines infantiles tienen más probabilidades de desarrollar las competencias esperadas para su edad. “Esto nos deja grandes desafíos como espacios educativos”, afirma.
Para esto, como explica Pamela Solís, el foco de la labor de la red ha estado puesto en “trabajar con las familias y poder dilucidar cuáles son estas razones profundas que han hecho que las asistencias permanezcan bajas, a pesar del tiempo ya transcurrido desde la pandemia y de que los jardines infantiles son lugares seguros para las niñas y niños”.
Ernesto Treviño, quien también es vocero de la red, comenta: “Nos propusimos incidir en políticas públicas para contribuir a que existan políticas de Estado, que tengan continuidad en diferentes periodos de gobierno. Por ello hemos participado activamente en las mesas de educación de las cámaras del Congreso Nacional”. Así, la red ha sido parte en debates de proyectos como la Modernización de la Educación Pavularia y de Sala Cuna para Chile.
Por otro lado, se destaca el trabajo con la Subsecretaría de Educación Parvularia, consolidándose a través de un convenio firmado entre la entidad estatal, la UC y Fundación Choshuenco en 2024. «La alianza entre la Subsecretaría de Educación Parvularia y la Universidad Católica, formalizada a través del convenio en el marco de Educación Inicial 2030, ha sido un paso decisivo. Este trabajo conjunto permite diseñar políticas públicas basadas en evidencia y desarrollar estrategias educativas que integran a actores de la sociedad civil, la academia y el Estado. La colaboración ha facilitado espacios de diálogo entre actores de diversos mundos y promover entornos de aprendizaje más inclusivos y participativos», expresa la subsecretaria Claudia Lagos.
A medida que la educación inicial avanza en cobertura y calidad, persiste la necesidad de garantizar la equidad en el nivel y responder a las demandas de un sistema diverso, desafíos en los que la UC continuará aportando.